¿Te preguntaste alguna vez por qué elegís una marca sobre otra, o por qué invertís en algo que, en el fondo, sabés que no te conviene? La respuesta podría estar en los sesgos cognitivos, atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para simplificar la toma de decisiones.
¿Ejemplos? ¡Un montón!
- El sesgo de confirmación: solo buscamos información que confirme nuestras creencias preexistentes. ¿Te suena?
- El efecto halo: juzgamos a alguien por una sola característica, ignorando el resto. ¿Te pasó alguna vez?
- La aversión a la pérdida: preferimos evitar una pérdida antes que obtener una ganancia equivalente. ¿A quién no le pasó?
¿Y qué podemos hacer?
¡No te asustes! Aunque los sesgos son inevitables, podemos ser conscientes de ellos y tomar medidas para mitigar su impacto.
Te comparto algunos tips:
- Pensá dos veces antes de decidir: no te dejes llevar por la primera impresión.
- Buscá información de diversas fuentes: no te quedes con la primera versión que encuentres.
- Considerá todas las opciones: no te enfoques en una sola posibilidad.
- Pedí ayuda a un amigo o familiar: otra perspectiva puede ser muy útil.
¿Te animás a desafiar tus sesgos? Te invito a reflexionar sobre tus decisiones y a compartir tus experiencias en los comentarios.