Disrupción en las finanzas: el auge del Bitcoin y las “cripto-monedas”
Un concepto desafiante para la rigidez que gobierna las finanzas a nivel global pero que calza con la era de la economía colaborativa, las redes y las comunidades 3.0, el Bitcoin (BTC) —a fuerza de ceros y unos— se abre paso en el mundo y hasta hay quienes aseguran que llegó para sustituir definitivamente al dinero físico.
¿Pero qué es el Bitcoin? Se trata de la más popular entre las más de cien monedas virtuales o “cripto-monedas” que existen actualmente en todo el mundo. El BTC se apoya en la tecnología peer-to-peer (P2P), es decir entre pares, para permitir transacciones de todo tipo sin la intervención de entes reguladores o bancos (locales o internacionales). La gestión de las operaciones y la emisión de la divisa “es llevada a cabo de forma colectiva por la red” de usuarios, explica el sitio web oficial de Bitcoin. Y agrega, describiendo sus características: el Bitcoin “es de código abierto; su diseño es público, nadie es dueño o controla Bitcoin y todo el mundo puede participar. Por medio de sus muchas propiedades únicas Bitcoin permite usos interesantes no contemplados por ningún sistema de pagos anterior”.
Con esos rasgos el Bitcoin ha abierto una brecha al tradicional mundo financiero, logrando números —sobre todo en el último tiempo— que consagran su meteórico ascenso.
La moneda comenzó a operar a principios de enero de 2009 y desde entonces ha registrado altas y bajas tanto en el número de operaciones realizadas como en su cotización. Respecto al primer punto el pico máximo se alcanzó el 22 de mayo pasado cuando se concretaron 367.710 transacciones en una misma jornada, según datos de la plataforma Blockchain Luxembourg.
Más aún, el Bitcoin ha sido noticia recientemente por el impactante ascenso de su valor en el mercado. En mayo del año pasado 1 BTC costaba US$ 400, una cifra ampliamente superada a inicios de este 2017. En el primer semestre del año el precio del Bitcoin se mantuvo promediando los US$ 1.000 para trepar en junio a un récord de US$ 3.000 —en realidad US$ 3.040— superando la cifra que muchos expertos aseguraban sería el techo de la moneda electrónica. A esas alturas la divisa mostraba un alza de 200?% entre enero y junio.
Este escenario ha motivado a algunos especialistas del ámbito financiero a proyectar de manera optimista un aumento incluso del valor del Bitcoin en el futuro. Según el reconocido banco global de inversiones, Goldman Sachs, la “cripto-moneda” llegará a una cotización de US$?4.000, aunque previamente podría sufrir una fuerte caída. Así lo afirmó Sheba Jafari, jefa de Estrategia Técnica de Goldman Sachs, en una nota enviada a los clientes de la institución financiera. En la misiva la experta admitía que si bien el precio del Bitcoin no había seguido el curso previsto estaba “en última instancia subiendo”.
Por fuera de proyecciones y estimaciones la realidad ubicó la capitalización del mercado del Bitcoin por encima de los US$ 30.000 millones en mayo pasado.
Masivo. La creciente adopción de la moneda en el mundo ha incrementado su valor. A las transacciones entre particulares se sumó la incorporación de las empresas, algunas de ellas de presencia multinacional, lo que no ha hecho más que acelerar el ciclo.
A nivel corporativo destaca el gigante tecnológico Microsoft, que comenzó a aceptar Bitcoins como medio de pago desde fines de 2014 para la compra de productos digitales disponibles en su Windows Store así como juegos, música y videos en la tienda Xbox.
“Es interesante porque muestra lo barato que puede ser. Es mejor porque no tiene que estar físicamente en el lugar, y por supuesto, para grandes transacciones la moneda (física) puede ser bastante incómoda”, consideró Bill Gates, cofundador de Microsoft en una entrevista con el medio financiero Bloomberg al ser consultado sobre su opinión respecto al Bitcoin.
Su competidor en el área de computadoras, Dell, no se ha quedado atrás y también permite el uso de la “cripto-moneda” para adquirir toda clase de productos, desde programas informáticos hasta hardware.
La agencia de viajes online Expedia, con base en Estados Unidos y presente en más de treinta países alrededor del mundo, habilita a los usuarios el pago con Bitcoins para efectuar reservas en hoteles. Esto apunta a generar ahorros en las altas comisiones de los pagos con tarjetas de crédito y se estima que el beneficio se extenderá posteriormente al resto de sus servicios.
En tanto a mediados del año pasado la plataforma de pagos electrónicos PayPal introdujo una aplicación de patente a la oficina correspondiente a Estados Unidos en la que se definen los mecanismos para implementar una cartera electrónica, que admite incluso el uso de monedas virtuales como el Bitcoin.
La expansión de la moneda digital más famosa va más allá del mundo corporativo en tanto algunos países han comenzado a aceptarla como método de pago.
Un ejemplo tan reciente como paradigmático es Japón, convertido en una de las principales plazas de Bitcoins del mundo, y donde la “cripto-moneda” está legalizada desde el pasado 1º de abril. Desde entonces la legislación japonesa considera al Bitcoin un método de pago pero no una moneda de curso legal.
Bajo este reconocimiento adquiere “valor como activo” para ser usada en intercambios vinculados a transacciones de bienes y servicios. Hasta antes de la aplicación de la nueva reglamentación en Japón había solo unos 4.500 locales que aceptaban el uso de la moneda electrónica; a partir de este cambio se espera un incremento exponencial de la mano de una mayor participación de los comercios y empresas en el circuito del Bitcoin. En esa dirección apunta la alianza entre la cadena de electrónica Bic Camera y la casa de cambio de Bitcoins, bitFlyer. Otro acuerdo similar existe entre el cambio Coincheck, que se integrará a la plataforma de pagos de Recruit Lifestyle, AirRegi. El convenio permite el pago con Bitcoins que luego son cambiados por Coincheck a yenes para que el local reciba el dinero. Solamente estas dos asociaciones extienden el alcance de la divisa digital a más de 260.000 tiendas en todo Japón.
El archipiélago asiático no está solo en esta movida, los países escandinavos encabezan la vanguardia del universo Bitcoin.
En Dinamarca, por ejemplo, el uso de la divisa digital se ha vuelto algo corriente si bien no es considerada una moneda. De hecho en marzo del año pasado Dinamarca se constituyó en el primer país de la región en permitir la compra de un inmueble a través de Bitcoins.
Finlandia, en tanto, se ubica como uno de los mercados donde esta moneda es más popular, al punto de que se trata de uno de los países con más alto uso de Bitcoins per cápita.
De la mano de la cuna del emprendedurismo tecnológico, Silicon Valley, en Estados Unidos, es otro de los lugares donde el dinero P2P encuentra terreno fértil para avanzar. En la famosa localidad californiana hay unos doscientos locales que aceptan el pago con la moneda digital, mientras que en Nueva York la lista comprende a unos 170 comercios.
En todo el país operan 628 cajeros de Bitcoins, según datos del sitio web Statista.com cerrados a marzo. La cifra ubica a Estados Unidos al frente en la oferta de este tipo de infraestructura para los usuarios de “cripto-monedas”. Le siguen Canadá (146), Reino Unido (58), España (31) y Finlandia (21) completando los primeros cinco lugares del ranking.
Ante la evolución del fenómeno Bitcoin hay quienes pronostican la extinción del dinero físico en favor del dinero virtual. Otros expertos hacen otro tipo de augurios, basados en la tecnología Blockchain, en la que se sustenta el funcionamiento de la moneda electrónica.
Blockchain es una base de datos distribuida, formada por cadenas de bloques diseñadas para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado usando un sellado de tiempo confiable y enlazando a un bloque anterior. Aplicada al Bitcoin esta tecnología hace que las transferencias que se realizan se agrupen en bloques cada diez minutos, y cada eslabón integra la cadena, sirviendo de registro público de las transacciones realizadas.
En una mirada más amplia sectores como los bancos y las aseguradoras, pero también fuera de las finanzas, como la industria de los alimentos y el retail —y aquellas donde la trazabilidad es un factor clave— ven en esta herramienta una simplificación de sus actividades ya que por su naturaleza automatiza procesos que antes requerían de “garantes”.
“La efervescencia por este fenómeno es tan intensa que no solo se pronostica la decadencia de un sinfín de profesiones e instituciones que en la economía se dedican a “proveer confianza” (abogados, contadores, escribanos, auditores, managers de fondos de inversión, bancos, instituciones gubernamentales) sino el final, también, de empresas de la nueva economía, como Uber o Airbnb, porque esta nueva tecnología permite (en teoría) eliminar cualquier tipo de intermediario que se quede con una comisión en el medio de una operación. La confianza surge de un esquema descentralizado, donde todos los “nodos” (usuarios o computadoras) comprueban que cada operación sea válida”, explica Sebastián Campanario, columnista del diario argentino La Nación.
En Uruguay. Nacido hace poco menos de una década el fenómeno Bitcoin asoma tímidamente en el mercado local. Pero esto no significa que no cuente con adeptos de peso. Entre ellos figura el cofundador de Artech, Nicolás Jodal, quien declaró al diario El País que la aparición del Bitcoin es “una resolución brillante a un problema técnico que desvelaba a los informáticos”: cómo hacer para transferir dinero en Internet sin intermediarios y sin que el dinero se duplique, porque el problema que tienen los archivos digitales es que se pueden copiar. Es un “invento genial”, “un bicho raro”, “la entrada a un mundo diferente”, afirmó.
Jodal incluso ha contado en redes sociales sobre su experiencia comprando Bitcoins y más aún dio el paso para que su compañía acepte la “cripto-moneda” como medio de pago.
En Uruguay es posible comprar Bitcoins. Para ello se requiere que el interesado se descargue una “billetera digital”, una app desde donde hacer las transacciones. Para hacerse de la moneda digital la persona puede, por ejemplo, comprar en casas de cambio online. Tras registrarse el interesado recibe un número de cuenta adonde hacer la transferencia de dólares para comprar la moneda virtual. Ese pago puede hacerse a través de la cadena de cobranzas Red Pagos.
Al interactuar con el cambio virtual el comprador debe ingresar un código QR que contiene la clave que corresponde a su “billetera virtual” y allí recibirá los Bitcoins, una vez concretado el pago.
La “billetera electrónica” es una herramienta también utilizada para el pago de productos y servicios en locales que aceptan Bitcoins, algo poco desarrollado en el mercado local.
Una novedad en el mercado de las monedas digitales son las plataformas que permiten a sus usuarios encontrar a personas interesadas en comprar o vender Bitcoins, en base a atributos como ubicación geográfica. Uno de estos sitios es Localbitcoins.com, que opera en 248 países, incluido Uruguay.
Cualquiera sea la modalidad empleada en las operaciones con la moneda virtual intervienen los “mineros”, particulares que, armados con potentes computadoras, se encargan de manejar la base de datos que concentra la cadena de bloques y validar las transacciones, todo ello para evitar que el Bitcoin se duplique. A cambio, reciben una recompensa monetaria (digital).
Para Sergio Fogel, director de las empresas tecnológicas dLocal y Astropay, hay dos visiones respecto al futuro de esta divisa alternativa. Una es que el Bitcoin “va a reemplazar al oro como moneda de reserva”, por ser “mucho más práctico” en cuanto a que es más “accesible para cualquier persona”, “divisible en partes muy pequeñas” (su unidad se puede fragmentar), y más “fácil de transportar” (a través de una computadora), dijo en una entrevista con el programa radial En Perspectiva. “Siguiendo el razonamiento de esta gente en algún momento la suma de todos los Bitcoins va a tener que valer por lo menos lo mismo que vale la suma de todo el oro. Siguiendo ese escenario el valor del Bitcoin tendría que llegar a cerca de US$ 1 millón la unidad. Esa es la vista de los optimistas. Hoy hay siete trillones de dólares en oro en el mundo, mientras que el Bitcoin creo que suma unos 40 billones, tiene para subir muchísimo”, explicó Fogel.
En el otro extremo la mirada “es que todo esto es una burbuja, que el Bitcoin va a terminar valiendo cero, porque saldrán otras monedas virtuales que valdrán más —y todo el tiempo van surgiendo nuevas— y esto finalmente va a terminar desapareciendo”, agregó el empresario.
Críticas. Los titulares que genera en los medios el Bitcoin no siempre son, precisamente, material de buena propaganda para la divisa digital. Es que más allá de los avances que registra su adopción por parte de particulares, empresas y países así como el crecimiento en su valorización —a pesar de sus fluctuaciones—, se cierne sobre el Bitcoin una mirada crítica que ve en la moneda problemas de seguridad que pueden facilitar el desarrollo de negocios ilícitos.
Como las operaciones con Bitcoin preservan el anonimato de sus participantes hay quienes ven allí una oportunidad para cometer fraudes o una guarida ideal para el lavado de activos de organizaciones criminales como los cárteles del narcotráfico.
El último antecedente en este sentido sacudió al mundo. El pasado 12 de mayo un grupo de hackers perpetró un ciberataque que afectó a empresas e instituciones en más de noventa países, demandando el pago del rescate de los datos abducidos en Bitcoins. La suma exigida ascendía a US$ 300 por terminal afectada aunque hay quienes interpretaron que la amenaza fijaba un rescate de 300 Bitcoins por terminal.
A través de la maniobra los piratas diseminaron un virus informático que secuestraba datos de las computadoras infectadas, encriptándolos de modo tal que nadie pudiera acceder a ellos. Para liberar la información las víctimas debían abonar el rescate en Bitcoins, en un plazo determinado mediante depósito del dinero P2P en “billeteras virtuales” indicadas por los hackers.
“Ellos decían: ‘enviame el dinero a una de estas tres direcciones’. Algo bastante particular en el Bitcoin es que todos los movimientos de dinero entre billeteras quedan registrados en esa base de datos pública que mencionamos. Entonces hoy podemos mirar en Internet y ver qué pasó con esas direcciones”, explicó Fogel a En Perspectiva.
“La última vez que lo chequeé habían recibido en total unos US$ 110.000, que es mucho dinero, pero en comparación con el lío que armaron a nivel mundial parece muy poco. Y no se retiró ni un solo peso, ese dinero sigue ahí en esa cuenta. Es bastante llamativo. Me imagino que esta gente va a tener bastante cuidado a la hora de sacarlo, porque es cuando se expone. Si mañana van a cambiar eso por dólares, en ese momento se exponen a ser atrapados por las autoridades”, comentó el empresario respecto a la maniobra.
Cuestionado o aclamado el Bitcoin está revolucionando el mundo de las finanzas tal como lo conocemos.
Misterioso creador
Cualquier búsqueda rápida en Internet sobre el creador del Bitcoin devolverá indefectiblemente como resultado “Satoshi Nakamoto”. Sin embargo, la identidad real de Nakatomo sigue siendo un misterio hasta hoy, al punto de que se baraja la posibilidad de que ni siquiera corresponda a un individuo sino al “grupo” de personas que escribió el protocolo y el software de implementación del Bitcoin en 2008. Entre las definiciones que el autor o autores del sistema establecieron se determinó que el número total de Bitcoins emitidos se topee a un máximo de 21 millones de unidades, cifra que se estima se alcanzará en el año 2100.
El involucramiento de Nakamoto con el proyecto se extendió hasta mediados de 2010 cuando decidió transferir sus dominios a personas muy vinculadas a la comunidad Bitcoin y desaparecer.
Su paradero así como su identidad han sido motivo de innumerables especulaciones y versiones de prensa, muchas de las cuales han presentado a distintas personas como el verdadero Satoshi Nakamoto. Sin embargo, ninguna de las teorías ha podido ser confirmada. Una de las versiones más mediáticas salió en 2014 cuando la revista Newsweek publicó un artículo en el que afirmaba que el ingeniero Dorian Prentice Satoshi Nakamoto, residente de California, era el padre del Bitcoin. El hombre fue acechado por los medios y hasta objeto de una persecución cuando iba a una entrevista. Al final, Dorian Nakamoto dijo no tener conocimiento de la moneda y que la nota se basó en una mala interpretación de declaraciones suyas. Más tarde ese mismo día la cuenta seudónima de Nakamoto en la Fundación P2P publicaba su primer mensaje en cinco años, afirmando: «No soy Dorian Nakamoto».
En 2015 Satoshi Nakamoto fue distinguido por la prestigiosa publicación The Economist con el “Premio a la Innovación” en la categoría especial “Sin límites” por su revolucionaria creación. Distinta fue la reacción de la Real Academia de Ciencias de Suecia cuando su nombre fue propuesto como candidato al Premio Nobel de Economía, en 2016. La institución adujo que el rechazo a su postulación radica en que el reglamento del premio no acepta candidatos “anónimos o fallecidos”.
Boom de “cripto-monedas”
Un reciente artículo de The New York Times señaló que las monedas digitales se están convirtiendo en una salida para los jóvenes emprendedores en Estados Unidos. En vez de someter sus proyectos a la consideración de inversores ángeles o a las plataformas de financiamiento colectivo los emprendedores están optando por crear su propia divisa digital para venderlas en la web, obteniendo así decenas de millones de dólares en “cuestión de minutos”.
“La idea es que una vez que los productos están listos, las divisas —con nombres como Bat, Mysterium y Siacoin— podrán cambiarse por servicios como almacenamiento de datos y acceso anónimo a Internet, además de que podrían apreciarse entre tanto”, sostiene la nota. Desde principios de año 65 emprendimientos recaudaron la friolera suma de US$ 522 millones en estos productos, agrega citando datos de la firma de investigación Smith&Crown.
El mercado de monedas digitales abarca a unas cien divisas que, en total, superan un valor de US$ 100.000 millones, según publicó el diario El Mercurio.