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ADM inició su ciclo de eventos hablando sobre Economía y Política

 

Buena parte del auditorio presente en el Club de Golf estaba compuesto por empresarios, en el primer desayuno del año organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM). Y cuando el economista Gustavo Licandro afirmó que sería un “camino fantástico” eliminar los consejos de salarios así como el salario mínimo nacional, la reacción general fue de extrema sorpresa.

Licandro, subsecretario de Economía del gobierno de Luis Alberto Lacalle en la década de 1990 y también asesor del expresidente en la campaña electoral de 2009, es un liberal a ultranza que ocupó el cargo de vicepresidente de la Cámara de Comercio hace algunos años. Hoy no integra los cuadros técnicos del Partido Nacional ni asesora al precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou, aunque sí estuvo presente en el acto del sector Todos el 26 de enero pasado en La Paloma.

No obstante, las reacciones desde el partido de gobierno a los polémicos dichos del economista fueron inmediatas. No iban a dejar pasar una oportunidad así. Es que en temas sensibles como este se juega parte de la campaña electoral a nivel de la opinión pública.RELACIONADAS

Eduardo Brenta, exministro de Trabajo en el gobierno de José Mujica y actual director en Gestión Humana de la Intendencia de Montevideo, sostuvo que lo de Licandro refleja el pensamiento que no exponen públicamente los candidatos Jorge Larrañaga y Lacalle Pou. “Apareció al fin el verdadero programa de gobierno del Partido Nacional expresado sinceramente por Gustavo Licandro”, escribió en su cuenta de Twitter.

Brenta explicó después a El País su comentario: “Imagino que una persona con el peso que tuvo Licandro en los gobiernos del Partido Nacional no está expresando un pensamiento personal”. Pero el exministro admitió que no tiene una mirada rígida sobre el tema: dijo que hay que perfeccionar el mecanismo, de forma de contemplar situaciones diferentes y que “es necesario analizar los descuelgues, en situaciones donde hay que priorizar el empleo”.

Con este panorama, Lacalle Pou salió a aclarar en su cuenta de Twitter que Licandro no pertenece a su equipo económico. “A discutir lealmente y con altura”, pidió. Más tarde declaró a Canal 10 que Licandro “habla como un ciudadano” y que “obviamente” él no coincide con sus dichos. “Siempre hay un malintencionado que quiere dar manija”, protestó.

No fue el único que reaccionó. Desde el entorno de Lacalle Pou, el senador Álvaro Delgado escribió que no le gusta “la ortodoxia laboral y económica de Licandro”. Y siguió: “Los derechos no se discuten”. A media tarde, la presidenta del Directorio del Partido Nacional, Beatriz Argimón, también aclaró que un futuro gobierno del Partido Nacional no eliminará los consejos de salarios. En una gira por el litoral, Lacalle Pou sí había afirmado que, en caso de ganar, flexibilizará las negociaciones, por ejemplo según la condición geográfica. Algo bastante distinto a eliminar los consejos y no tan diferente a lo que propone Brenta.

Al ataque

Pero la maquinaria frentista ya estaba en marcha, con varios frentes abiertos y con el objetivo de sacar partido de los dichos de Licandro.
El exdirigente del grupo de Sendic, ahora con su agrupación “Rumbo de izquierda”, Marcos Otheguy, escribió que “se comienzan a ver las patas de la sota”; mientras que el diputado del PVP, Luis Puig, dijo que “en pleno Carnaval se sacaron la careta”, y el diputado del Nuevo Espacio Jorge Pozzi sostuvo que “por fin empiezan a verse algunas ideas de lo que piensan hacer los blancos en caso de ganar el gobierno”.

También ingresaron al debate los precandidatos: Mario Bergara escribió que “los desafíos del empleo no se resuelven con rebajar salarios ni desmantelar derechos laborales” y que “en estas cosas es que quedan claras las distancias ideológicas”. Y, en Florida, Óscar Andrade aseguró que Lacalle quiere liderar un gobierno de empresarios para rebajar los salarios.

¿Y qué fue lo que dijo, en concreto, Licandro? “Hay solo dos cosas que tenemos que en algún momento pensar, mirar y volver a discutir”, adelantó en el desayuno de ADM.

Afirmó que una es volver a eliminar el funcionamiento de los consejos de salarios, como sucedió en la década de 1990. “Los consejos de salarios son los enemigos de los desempleados, solo son queridos por los negociadores y por los sindicalistas, pero en definitiva los consejos de salarios para aquella persona que perdió su trabajo le pone una barrera tan alta que no logra recomponer su vida laboral”, aseguró.

En segundo lugar, planteó eliminar el salario mínimo nacional. “Toda esa gente que ha quedado sin trabajo en algún momento podría trabajar si no tuviéramos salario mínimo nacional y no hubiese un decreto firmado por la burocracia del sector público que diga que los salarios tienen que ser más altos de tanto a cuanto”, aseguró.

“Esas dos medidas juntas serían un camino fantástico”, afirmó y esa frase fue la que encendió la hoguera. “Tarde o temprano vamos a volver a hablar de desactivar los consejos de salarios y, si fuéramos un poquito más audaces, pensaríamos en eliminar el salario mínimo nacional para que la actividad vuelva a encontrar precios de equilibrio en el mercado”.

Tras el polémico discurso, un empresario le comentó a un economista en el Club de Golf: “Cosas de estas fueron las que lo hicieron perder a Lacalle padre en el 2009”. El diálogo lo presenció El País. Otros afirmaron que los planteos de Licandro son “demasiado jugados” para tiempos electorales.

El periodista Alfonso Lessa consultó al politólogo Óscar Bottinelli -otro de los expositores- sobre si es posible una reforma laboral como la que propone Licandro. Y el experto le contestó que los costos políticos serían demasiado grandes para el candidato que la proponga. El economista Ignacio Munyo, el tercer expositor en el desayuno, afirmó que no se deben eliminar los consejos de salarios pero sí ajustarlos a una nueva realidad. Munyo es asesor de Lacalle Pou.

Tres visiones

1) Eliminar los consejos de salarios sería un paso atrás, dijo a El País el economista y consultor Juan Manuel Rodríguez, quien es partidario de mantener el esquema de negociación colectiva, pero admite que tiene ciertas limitaciones y plantea que exista una complementación entre la negociación por sector y por empresa, porque hay temas que no se pueden negociar por rama de actividad. Puso dos ejemplos: la productividad y las nuevas tecnologías. Además, la negociación por sector debe ajustarse a diferentes realidades, por localidades o de acuerdo al nivel de actividad o el tamaño de la empresa.

2) El economista Jorge Caumont considera que debe haber consejos de salarios por empresa y no por sector, y sin el Ministerio de Trabajo en el medio, que es “un intruso” y no tiene nada que ver, a su juicio. Caumont explicó que los empresarios y los trabajadores de cada empresa son los que mejor saben lo que pasa allí: conocen el valor de la productividad, por ejemplo. “No puede ser que representantes de otras empresas, o aún de otros sectores, definan el aumento para todo el mundo”, opinó. Caumont considera que un sistema como el que plantea va a mejorar los indicadores de empleo.

3) Para la economista Gabriela Mordecki, directora del Instituto de Economía, es “indudable” el impacto positivo que ha tenido la reinstalación de los consejos de salarios en 2005, en términos de recuperación salarial, de impacto en la mejora de los indicadores de pobreza y de distribución del ingreso. “La flexibilización salarial ya se practicó en los años 90, en una década de crecimiento económico, que no fue acompañada por mejoras en el mercado laboral”, opinó. En especial, la calidad del empleo empeoró en esa época en un contexto de mejora de la economía.

 

Nota Cortesía de El País