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Editorial Revista Mercadeo

Estimados consocios:

Es indudable que las organizaciones que nos tocan dirigir hoy están funcionando en un entorno bastante complejo. Pensamos que el ingreso al siglo XXI era una transición hacia un mundo más equitativo, más comprensible y más fluido. Sin embargo, lo que estamos viviendo en estos años, está más cercano a un caos generalizado que a un mundo en paz, desarrollo y progreso.

En este esquema lleno de incertidumbres no resulta nada sencillo tomar decisiones coherentes con los objetivos que nos planteamos otrora. Si bien las expectativas que tuvimos no se han cumplido en absoluto, cada minuto que pasa la situación global se complejiza más y más y los caminos se hacen más sinuosos.

¿Hacia dónde dirigirnos? ¿Hacia dónde orientar nuestros esfuerzos?

Hace más de veinte años que está pendiente el acuerdo Mercosur-Unión Europea; ¡hoy no podemos imaginar qué va a pasar con Mercosur! Ni tampoco lo que va a pasar en Estados Unidos, ni que va a pasar en Turquía con o sin pena de muerte, ni tampoco en Brasil con el impeachment, ni en Corea del Norte; si en definitiva se podrá formar gobierno en España y que sucederá con el Brexit, lo mismo si otros países y/o estados independentistas pretenderán seguir ese ejemplo. En todo este entorno no nos olvidemos de Argentina, que está en un nuevo proceso social, político y económico. Y no puedo seguir nombrando situaciones que nos acucian, porque son demasiadas y no nos permiten dedicarnos a fijar claramente nuestros objetivos. Porque nuestro país también está intentando sobrellevar toda esta situación con la que convivimos y tiene la aparente perspectiva de permanecer por bastante tiempo.

Entonces, debemos comprender el marco en el que nos moveremos: está impregnado de altos niveles de incertidumbre, extrema complejidad para adaptarnos a este mundo cambiante, creciente cantidad de empresas que compiten por los mismos nichos de mercado, nuevas tecnologías que surgen en forma exponencial, incluyendo la robotización, que al bajar sustancialmente los costos, altera las formas tradicionales de competencia. Sin embargo, el nuevo marketing nos enseña que nuestro tiempo es el único que tenemos y debemos aprovecharlo de la mejor forma posible.

Más que dedicarnos a analizar y reanalizar la situación internacional, más que observar a nuestros competidores, de los que no nos debemos olvidar, deberemos dedicarnos a investigar y desarrollar cómo hacer para sobrevivir nosotros en estos tiempos. Buscar nuevas opciones, nuevos senderos para potenciar nuestros propios productos y servicios. Deberemos determinar, con la frialdad y precisión que se necesita, dónde están nuestros públicos objetivos y considerar lo que está sucediendo para fijar nuestras estrategias, pero no permitir que la situación generalizada nos paralice. Por el contrario, ¡deberemos lograr que nos ilumine para poder sobrellevar esta situación!

Nuestra finalidad debe ser determinante, luego del análisis del entorno, darle calidad y jerarquía a nuestros productos y servicios y salir a competir para ganar.

Esto que he enunciado parece obvio, pero no es igual de simple a la hora de implementarlo. Resulta trascendente concluir que lo que se debe buscar, al margen de los métodos tradicionales, es un cambio de actitud en nuestra visión y accionar conservadores, para permitirnos la búsqueda de nuevos horizontes de mayor frescura, que nos permitan salir del status quo que nos mantiene en un proceso iterativo de ida y vuelta.

 

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